El líder ni se inmuta

En el fútbol hay que saber donde está la línea que separa la valentía con el masoquismo. Está muy bien tener unas ideas muy definidas, pero es mejor saber adaptarlas a las circunstancias en cada momento cuando sabes que el rival es mejor tú. En la mayoría de las ocasiones, da mucho más resultado ser realista que ser valiente.

Algo así le sucedió al Rayo Vallecano ante el Barcelona. Salió al césped de Vallecas a pecho descubierto y volvió al túnel de vestuarios con el esternón totalmente hundido. Dos goles más en su casillero y ya van 18 tantos en cuatro partidos ante el equipo de la Ciudad Condal.


Sólo un minuto necesitaron Messi y Neymar para bajar los humos de los rayistas y aprovechar la defensa adelantada con la que se plantó el conjunto de Paco Jémez ante los chicos de Luis Enrique. Dos pases en largo desde la defensa culé fueron suficientes para que las dos estrellas azulgrana mandaran el cuero al fondo de la red.


Abdoulaye y Morcillo, desafortunados
Si el pasado martes fue el Barcelona quien pagó jugar en el Parque de los Príncipes con la zaga a la altura del centro del campo contra delanteros muy veloces, en el esta ocasión fueron los catalanes los que se aprovecharon de este planteamiento de su rival. Morcillo y Abdoulaye no consiguieron terminar un partido, uno fue expulsado y el otro sustituido, que deberán olvidar lo antes posible si no es para corregir errores.

La cita comenzó con la mirada puesta en el reloj. Bravo necesitaba llegar hasta el minuto 20 imbatido para superar el récord que logró Artola como azulgrana. No sólo llegó, también lo superó y escribió su nombre en el libro de oro del Barcelona pocos meses después de instalarse en 'Can Barça'. No tuvo excesivo trabajo el guardameta durante el choque, pero lo cierto es que se empleó a fondo ante Bueno para mandar un chut a córner y no perder la oportunidad de hacer algo que nadie había conseguido.

Más allá de la portería culé, la defensa también era seguida con lupa. Bartra y Piqué rindieron a la perfección y demostraron que si Luis Enrique les necesita, allí están para lo que haga falta. En la medular también se movía el esférico por medio de un Busquets que recordó al de sus mejores días. De esta forma, el esférico siempre llegaba a la zona de ataque azulgrana y lo único que cambiaba era el transporte. A veces con rápidas circulaciones y otras con desplazamientos largos desde atrás.

Messi, gol y muchas ocasiones
Messi y Neymar aprovecharon la ayuda de sus compañeros en todo momento y en un solo minuto, llevaron a Toño hasta la desesperación. El argentino aprovechó un buen pase de Piqué de unos 30 metros y el brasileño, tras la asistencia de Munir, cruzó el esférico para instalarlo dentro de la portería local.

Que la cuenta no aumentara fue más consecuencia de la falta de puntería culé que del acierto rayista. Paco Jémez movió el banquillo tras el descanso, pero si Aquino salió más que acelerado al verde, fue expulsado, Manucho estuvo muy solo en el ataque y se topó siempre con Piqué y Bartra.

El '10' culé tuvo hasta tres ocasiones claras para agrandar sus números que no aprovechó. Por suerte la cita fue demasiado tranquila como para echar de menos esa capacidad goleadora que siempre brilla alrededor de La Pulga.

De esta forma, el Barcelona sigue en lo más alto de la tabla. Sigue con su imagen de líder sólido, sin saber lo que es recibir un solo tanto y sin encontrarse en su camino con un rival que le pueda plantar cara de forma seria.

Marca.com