El Sevilla cubre el expediente

Al Sevilla le funciona el plan B en Europa. No a plena satisfacción pero al menos le vale para encabezar su grupo pasado el ecuador de esta fase de la competición. Emery rotó dejando hasta siete titulares habituales fuera de la alineación y el equipo, como no podía ser de otro modo, se resintió, pero al menos mantuvo sus señas de identidad, que pasan, sobre todo, por el empaque que hace del nervionense un rival difícil de batir en cualquier circunstancia.

Es un riesgo que el técnico vasco asume y que, de momento, insistimos, le está saliendo bien, aunque los rojiblancos están muy lejos de tener encarrilado su pase a dieciseisavos. La Liga es lo primero y en Europa basta con pasar de ronda, así que las rotaciones son inevitables. La plantilla, además, es más larga que en campañas anteriores, como lo demuestra el gran partido de Arribas en su debut como sevillista, una grata noticia para Emery.

Otra cosa es que Krychowiak juegue hasta los amistosos. Ahí no hay discusión. El polaco, hoy por hoy, es más necesario que el respìrar en este Sevilla, que ha encontrado un seguro de vida en un jugador que casi nadie conocía. Monchi sí, claro. Como tantos otros.

El Standard, que había vivido unos días muy convulsos por la renuncia de su entrenador, comenzó el encuentro con dudas, como esperando a un Sevilla de mayor jerarquía. Esto concedió un respiro a los rojiblancos, que dominaban sin demasiados apuros e incluso rondaban la portería de Thuram-Ulien con cierto peligro. Un par de disparos de Reyes y un cabezazo de Gameiro dan fe de ello.

Como sea, al equipo nervionense le faltaba creación, entre otras cosas porque Emery decidió experimentar con Iborra por delante de Banega en una decisión difícilmente entendible. Reyes tampoco ayudaba lo necesario en estas tareas y sólo la conexión Vidal-Diogo arrojaba algo de luz sobre el atascado ataque visitante.

El Standard tomó nota y poco a poco se fue sintiendo más cómodo, aunque tuvo que esperar a la segunda parte para verle el rostro al bueno de Beto. Fue tras un cabezazo de Faty que el portero internacional luso se quitó de encima con muchos apuros.

El Sevilla respondió pronto por medio de Gameiro, que cruzó en exceso un cabezazo picado a un gran centro medido de Krychowiak, pero las tornas habían cambiado sin vuelta atrás. Una rosca del omnipresente Mpoku que no vio puerta por poco y un peligroso remate de Mujangi Bia que Beto detuvo en dos tiempos dejaban claro que el Standard se lo había creído del todo y ya no firmaba un balsámico empate.

El toma y daca fue una constante en la media hora final de partido, con ocasiones para uno y otro bando, aunque la falta de puntería de los rematadores hizo innecesaria la intervención de los cancerberos.

Gameiro se topó con el palo en un remate que Diogo desvió de forma involuntaria en el corazón del área y Bacca erró por partida doble tras sendas asistencias de Diogo y Deulofeu.

El empate final sabía a poco, pero la acometida final de los belgas, con el tiempo reglamentario ya cumplido, sirve para valorar en su justa medida el punto, porque Teixeira y Vinícius Araújo pudieron desequilibrar la balanza en las dos últimas acciones del duelo.

Primero fue el central portugués, con un cabezazo que Krychowiak, quién si no, desvió a saque de esquina de forma providencial. Y luego fue el turno del ex delantero del Valencia, que no logró desviar a puerta un remate inicial de Trebel con Beto ya batido. Un par de sustos, decimos, que demuestran que este Standard no era la banda que algunos anunciaban.

Marca.com